23.1.08

Comandante Ché Guevara en el Congo



Pasajes de la Guerra Revolucionaria: ''El Congo''
Fecha Domingo, 11 junio a las 20:39:31
Tema Pasajes del Che Guevara

En 1965, el Che y un grupo de cubanos inician el gigantesco y heroico esfuerzo de revitalizar la Revolución Congolesa. No son vencidos por el enemigo, pero el objetivo de la misión no se cumple. Quedan para la historia 215 jornadas...

Ernesto Guevara, sentado en una de las habitaciones de la Embajada cubana en Tanzania, se dispone a escribir sobre esta experiencia revolucionaria vivida. Recuerda los siete meses de lucha guerrillera recién finalizados, los miles de incidentes, sus resultados. Y anota: “Esta es la historia de un fracaso [...] Más correctamente es las historia de una descomposición.”

El 24 de abril de 1965, arriba al Congo Belga (Leopoldville) luego de cruzar el lago Tanganika, frontera natural de 35 mil km2 de superficie que separa a ese país de Tanzania.

Lo acompañan 14 cubanos. Todos son negros. Toma para sí el nombre de Dr. Tatu, que significa tres en swahili. Poco a poco, llega desde Cuba el resto de los compañeros, hasta completar la cifra aproximada de 130 combatientes.

Está convencido de la posibilidad de crear un frente común contra el colonialismo y el imperialismo internacionales. La cruda realidad del país, su atraso, la falta de desarrollo político y la división fomentada por el colonialismo, lo golpean. Las Revolución Congolesa afronta una fase de degradación, que su empeño no logra modificar.

“La característica del Ejército Popular de Liberación era la de ser un ejército parásito; no trabajaba, no entrenaba, no luchaba [...] de no cambiar el orden de cosas existente, la Revolución estaba irremisiblemente condenada al fracaso debido a sus propias debilidades internas.”

Los primeros dos meses son de ocio casi total, con excepción de clases, las guardias, buscar leña, ayudar a cocinar, etcétera. En lo militar no se hace nada. Varios internacionalistas enferman, incluido Tatu. En su caso, de gravedad.

En junio realizan los primeros disparos, y el 20 se produce el ataque a Front de Force o Front Bendera, dirigido por Moja (Víctor Dreke). Es un fracaso militar, a pesar de la valentía desplegada por los cubanos, quienes combaten solos, sin apoyo congolés ni ruandés. Mueren cuatro compañeros.

Entre los meses de julio a septiembre, la corrupción del ejército del Congo se acentúa. Los esfuerzos del Che y de Cuba —desde donde se envía apoyo con hombres— resultan baldíos. En octubre, el enemigo —apoyado por mercenarios belgas— arrecia el asedio. La situación se torna crítica. Torrenciales y diarios aguaceros agravan el sombrío panorama.

El 24, el campamento guerrillero es atacado por sorpresa. Los belgas tratan de cercarlos y son rechazados. En horas de la tarde, bajo la fría lluvia y una enorme neblina, los revolucionarios se retiran. Llevan a Bahasa gravemente herido. Horas después fallece. “Era el sexto hombre que perdíamos y el primero que podíamos honrar de cuerpo presente.”

En noviembre se produce el derrumbe. La Organización de la Unidad Africana (OUA) da el golpe de gracia, la exigir que los internacionalistas cubanos abandonen el territorio congolés. Nuestro país, que prepara por esos días el envío de un nuevo grupo de combatientes, ordena la retirada.

Ahora, lo más importante consiste en proteger la vida del Che y de sus compañeros.

El sábado 20 se inicia el descenso hacia el lago. Las condiciones son cada vez más difíciles. “Muchos veían —escribe con posterioridad el Che— con un cansancio que parecía de siglos.” Esa noche, luego de horas de lenta marcha, duermen en Jungo, a orillas del Tanganika.

A las 2:00 de la madrugada del domingo 21 arriban las ansiadas lanchas. Hay demasiada gente. Primero suben los enfermos, después los cubanos, y con ellos, algunos congoleses y ruandeses. El Che fija la hora límite de partida para las 3:00 a.m.

Manuel Medina Savigne (Singida) relata esos dramáticos momentos: “Se puso una ametralladora pesada en la popa y un cañón 75 sin retroceso en la proa. Íbamos armados y con suficiente parque para combatir hasta ser hundidos.

“El amanecer nos sorprende en medio del lago. Llegamos a Kigoma —la orilla tanzana— en pleno día.

“El enemigo nos vio y nos dejó seguir. Creo que prefirió que nos fuéramos, a tener que combatirnos. Ellos sabían que nosotros peleábamos y no teníamos miedo.”

Para el Che, la decisión de abandonar la batalla es muy difícil, y hasta el último momento está reacio a marcharse:

“Para mí quedarme no era un sacrificio, ni uno, ni los cinco años con que había atemorizado a mi gente; era parte de una ideas de lucha [...] Pasé así las últimas horas, solitario y perplejo...”

La epopeya del Congo concluye.

Acerca de esta, el Comandante Guevara extrae importantes experiencias y la profunda convicción de que a pesar del fracaso, la idea es correcta. La guerra de guerrillas constituye un camino revolucionario y posible.

Por eso, al releer la última página de sus pasajes, luego de haberlos estado escribiendo durante diez semanas de manera ininterrumpida, acota:

“He aprendido en el Congo, hay errores que no cometeré jamás, otros tal vez se repitan y cometa algunos nuevos. He salido con más fe que nunca en la lucha guerrillera.

“¿Qué nos depara el futuro del Congo? Claro está que la victoria, pero está lejana.”



Enviado por: Ariel Andrés Wall.

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